Continuamos con la sección que empezamos la semana pasada sobre las aventuras de nuestros riders. Hoy te dejamos con Pablo Montero y su viaje al Ártico en busca de olas, aventura y paisajes increíbles en uno de los lugares más fríos del planeta. Sigue leyendo y disfruta del teaser del viaje!

Pablo es un coruñés fichaje de Teiron para este 2017, es nuestro surfer viajero y nos irá contando sus tremendas aventuras en 1ª persona por el Ártico.

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Sólo os puedo adelantar que hacía mucho frió. El agua del mar no estaba congelada porque tenía sal (la de los lagos sí que estaba congelada). Estaba a 3ºC, fuera estábamos entre -5ºC y 5ºC, que más o menos se aguantaba bien pero como se te metiese nieve en las botas o en los guantes… dedos congelados, al igual que en el agua!! Se te congelaban y parecían que te ardían, insoportable!

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Yo usé un 7mm Billabong que me fue muy bien. Como era de gama alta me podía mover más o menos bien. Estaba cómodo. Y con los guantes y los escarpines (5mm) más, pero eché de menos que fueran algo más gordos.

En la cara nos poníamos vaselina, así aguantábamos bien. Solíamos buscar que estuviese offshore para evitar que el viento nos diese en la cara, pero cuando teníamos que hacer el pato era la muerte. Tres patos seguidos y se te congelaba la cara. Te mareabas y te entraban ganas de vomitar. Si hacía más de tres patos seguidos me giraba y volvía hacia la orilla. Por suerte casi siempre surfeábamos en points y teníamos que hacer pocos patos.

Un día surfeamos por la mañana y de vuelta a casa las olas se pusieron muy buenas y nos pusimos el traje mojado :S

Otro día vimos la aurora boreal (sólo la vimos un día porque solía estar nublado ya que fuimos en la época más hostil) y la perseguimos hasta la playa para surfear con ella pero no lo conseguimos. Cuando llegamos a la playa había desaparecido…

En general no había casi nadie por allí. No había casi ninguna casa y las que había la mayoría estaban cerradas… Solíamos surfear solos. Nos recorrimos toda la costa buscando spots pero era un caos conducir por la nieve. A la mínima se te iban las ruedas de atrás o se te metía el coche en la nieve y no salía, ¡un peligro! Para llegar también fue una odisea, dos aviones, conducir una hora, ferry de 5 horas, conducir otras dos…

Pero repetiría seguro! Fue un viaje muy distinto a los que suelo hacer. Pura aventura. Surfear allí fue precioso. ¡Nos nevaba en el agua! O nos cambiábamos en la furgo o en casa (tardábamos 20 minutos en llegar).

Continuará…